No Poo (o una buena excusa para hablar aquí)

La inevitable presentación y descripción de mí (léase, también, el background del experimento)

En varios aspectos de mi vida, soy más o menos la antítesis de la femineidad. Es decir, no soy tan cuidadosa con mi imagen, no me preocupo por tener zapatos de la nueva temporada o muchas bolsas (tengo dos, uso solo una y las compré porque se rompió la que usaba antes); no me maquillo, por comodidad más que por pereza, vivir en una ciudad que alcanza los 48ºC no deja que una se vea bien por mucho tiempo; soy mal hablada, eructo demasiado y prefiero mil veces gastar mi dinero en videojuegos que en ropa nueva.

Por lo mismo, no tengo mucho cuidado con mi cabello. Lo llego a cortar cada año o año y medio. Nunca me lo pinto. Casi no me peino. Básicamente estoy lista con un gancho y ya. Lo cual, irónicamente, hacía que mi cabello fuera notablemente más lindo que cualquier otro aspecto de mí (competencia no necesariamente difícil). Que mis cuidados a mi cabello consistieran en, si bien me iba, lavarlo una vez cada 24 horas, hacían que lo tuviera brillante, manejable y bonito.

Hasta que mi mamá y una amiga (que es la hija que mi madre nunca tuvo) necearon para que me hiciera algo que en el mundo estilista se conoce como “transparencias” (los primos ricos de los “rayitos”, y por “ricos” quiero decir que son caros, muy caros).

Sí, se me veían bien. Muchas personas notaron el cambio, parecía yo “muchacha”. Pero solo duró un par de semanas. Luego el cabello se empezó a maltratar. Por primera vez en años se enredaba. Lo sentía muerto. Las puntas estaban HORRIBLES. Y si hasta yo me daba cuenta, es que era caso serio.

Por mucho tiempo me dediqué a darle los tratos de siempre a ver si, por arte de magia, se componía. No quería someterme a otro tratamiento (caro y contraproducente) que me obligara a entrar al círculo vicioso del “tienes que hacerlo cada dos o tres meses”. Hell no, sería demasiado dinero (y yo tengo prioridades = comida que comprar).

Y luego encontré al No ‘Poo. En una discusión en cierta página frontal de la internet, una estilista profesional ofrecía “de a gratis” sus consejos. Y muy específicamente señalaba a este método para lavarse el cabello sin utilizar shampoo como algo no eficiente y que incluso le irritaba comentar. El resto de las usuarias la acusaron de hacer esos comentarios porque ganaba dinero vendiendo caras marcas de productos para el cabello, pues ellas llevaban meses en no poo y los resultados no podrían ser mejores.

Leí al respecto en varios sitios dedicados a “belleza natural” y cosas por el estilo. Para no hacerles el cuento más largo, surgen de la teoría de que las mujeres de antes de los 30’s (década en la que surgieron los shampoos comerciales) tenían un hermoso cabello. A raíz de la invención de los tratamientos capilares, se han comenzado a necesitar más, pues cada vez mas el problema de nuestro cabello nos obsesiona. Los shampoos contienen, pues, muchos químicos que *teoría de conspiración* provocan que nos volvamos “dependientes”. Nuestro cabello, al exponerse a esos agentes externos, busca defenderse con sus mejores armas: más o menos grasa (la fuente de todos nuestros problemas capilares).

Los métodos de No ‘poo consisten en utilizar la menor cantidad de agentes dañinos posibles para que el cabello vuelva a su estado natural: bello cual modelo de las primeras décadas del siglo pasado.

Buscaré cualquier excusa para poner una foto de Greta Garbo

Buscaré cualquier excusa para poner una foto de Greta Garbo

Algunas amigas (@Lupescupe y @Nayeti) quieren saber cómo me va; además se recomienda llevar un “diario” cuando se inicia con el No ‘poo. Así que espero que esto sirva como guía para más personas que quieran experimentar con este método.

Las soluciones.

El Método de No ‘poo que seleccioné (porque hay varios) fue el de preparar dos soluciones: una de agua y bicarbonato de sodio, y otra de agua con vinagre de manzana. La primera se aplica únicamente en el cuero cabelludo durante el baño, se deja unos minutos mientras se masajea una la cabeza sensualmente (la sensualidad puede ser opcional o inevitable, dependiendo de cada una, mi caso es obvio que es el segundo). La segunda se aplica después del cepillado, cuando el cabello está mojado aún.

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la peor foto del siglo, pero eso es, literalmente, todo lo que necesitan.

La receta es sencilla: Una cucharada de bicarbonato por cada taza de agua (les sugiero usar medidas exactas, cómprense las cucharitas especiales, cuestan como $20). Esta solución debe sentirse como viscosita, así como si fuera un jabón rebajado. Yo tuve que poner un poco más de bicarbonato para lograrlo, lo cual está permitido. Luego la guardan en una botellita con punta afilada, como las que se usan para los tintes de cabello. O si son del ghetto como yo, como las de la catsup que puedes comprar en Zazueta a $15.

La segunda la preparan con 2 cucharadas de vinagre por cada taza de agua. Una vez lista se recomienda usarse con un atomizador.

El proceso.

No les voy a mentir: se siente raro. Cuando llevas toda tu vida acostumbrada a sacar espuma para sentir que en verdad estás lavando el cabello (dos eventos completamente independientes uno del otro), es muy raro y hasta incómodo sentir que te pones agua y “no pasa nada”. Sabrás que lo hiciste porque al momento del enjuague, el cabello se siente duro. Es importante enjuagar muy bien, ya que dejar restos de bicarbonato resecarán tu cuero cabelludo and you’re gonna have a bad time. Sin embargo, el cabello seco durante las primeras dos semanas (puede que más, o puede que menos) es algo de esperarse.

El pánico será siempre sentir que tu cabello olerá a vinagre con la segunda solución. La verdad es que, hasta la fecha, no he detectado el olor (excepto una vez cuando que en verdad lo intenté encontrar y puede que sea sugestión mía), y el onvre tampoco. Huele cuando lo aplicas, obvio, pero conforme se seca el cabello el olor se va. Dice el onvre que mi cabello “no huele a nada”, lo cual es mejor que el olor del vinagre.

Antes.

Como mencioné, mi cabello necesitaba un cambio. Así que espero que este experimento me traiga buenos resultados. Aquí pongo una foto donde con mucho esfuerzo podrán ver cómo luce mi cabello. La tomé en las peores condiciones posibles de luz y con la mano estratégicamente puesta para cubrir mi cara.

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Corrección: ESTA es la peor foto del siglo.

Con esta foto pueden concluir varias cosas casi científicamente: 1) no sé tomar selfies, 2) Necesito limpiar mi espejo, 3) se me ve buena chichi. Pero lo más importante es que, a pesar de la mala calidad, es fácil observar que mi cabello está horripilante. Hórrido, diría mi mamá.

Sirva pues, aun con sus deplorables condiciones, esta foto como una muestra de cómo lucía mi cabello antes del no ‘poo.

¿Cómo voy?

Llevo ya tres días, y en verdad siento que debo hacerle pompas fúnebres a mi cabello. Pero, ya lo dije creo que dos veces, es de esperarse durante al menos una o dos semanas que el cabello esté reseco (o, si aplicaron mucho vinagre, grasoso). Se supone que durante este tiempo el cuero cabelludo y el cabello se están normalizando (por así decirlo) y limpiando los residuos de químicos del shampoo.

Será cuestión de ver.

5 thoughts on “No Poo (o una buena excusa para hablar aquí)

  1. Ay, tocaya, pues ya te iba a decir que se te veía chido el pelo en la foto jajajajajaja. XD Porque sí se te ve chido, bueno, acomodado chido, pues. u_u La neta se ve bien bara y fácil, y si a ti te funciona, lo intentaré. 😀

  2. Está muy chilo todo, yo me pongo muy poquito shampú siempre y cuando se acaba (cada 3, 5 meses o algo así) a veces duro una semana o más (soy muy mal organizado para mis compras)

    Pero, ¿qué sustituye la propiedad antiséptica del shampú? según esa es la intención primaria.

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